martes, 20 de julio de 2010

Nuestro Cosquín de Peñas


El sábado cerró la segunda edición del Cosquín de Peñas, 9 lunas de folklore en pleno invierno. Una suma de esfuerzos, sueños y voluntades puestas en marcha para hacer realidad el ideal de que en Cosquín el folklore esté de fiesta todo el año.
Nueve peñas vibraron en la última noche con el calor de las palmas alzadas en cada chacarera y el sonido de las guitarras acelerando los corazones de músicos y cantores.

Y hubo abrazos. De los que llegaban, aún en el minuto final, para sumarse a la fiesta y de quienes retornaban a casa prometiendo volver pronto.
Y hubo sonrisas. Porque nos reunimos con amigos y cantamos hasta el amanecer desafiando al frío. Y también por la tarea cumplida, porque el sueño de un Cosquín con las calles siempre pobladas de música, se está realizando.

Y salimos a peñar con la ilusión de que nos quedara una noche más… con las ganas de disfrutar de cada rincón de este circuito peñero. De escuchar a todos los artistas, aunque teníamos más de cien recorriendo los escenarios de ese día.

Empanadas, locro y vino. Zambas, gatos y tonadas. Para aplaudir o para escuchar en silencio. Las peñas fueron el refugio para la ola de frío y el espacio justo para que el folklore se hiciera hoguera en nuestros corazones.

Cosquín de Peñas, fruto de un esfuerzo sostenido en pos de romper la estacionalidad turística de la ciudad, se transformó en un movimiento sociocultural que nos trasciende y llena de alegría. Dejó de ser el anhelo de un grupo y se convirtió en la realidad de muchos.

El Cosquín de Peñas, alimentado con el talento de los artistas y las ganas de la gente, va creciendo.
Y en esta edición que se nos va, aunque tratemos de retenerla unas noches más, aprendimos que llevamos con nosotros la magia y que podemos compartirla en las pequeñas cosas. Que invitar a un hijo a participar del trabajo por su pueblo es más que una simple invitación, es un llamado al compromiso. Que convocar a un padre a participar del evento es cobijarnos bajo el ala de quienes soñaron primero con un Cosquín mejor. Aprendimos que la verdad está en cada una de las voces que se integraron y enriquecieron la propuesta.

Descubrimos que nos va la vida en esto y que eso nos permite sentirnos más vivos.
Cosquín de Peñas será sin dudas un encuentro con los amigos del folklore. Amigos que traen consigo toda una vida para compartir en música, y ya estamos esperando el próximo.
¡Gracias por hacerlo posible!
Laura Bié

domingo, 18 de julio de 2010

a esperar un año para encender la hoguera



Allá por el año 2008, un grupo de personas empezaba a soñar con un evento en invierno que reviviera el folklore durante nueves noches. Después de dos años, y una suspensión por cuestiones ajenas a la organización, el Cosquín de Peñas fue un éxito total en su edición 2010.
Mas de 54 peñas abrieron simultáneamente durante los 9 días, mas de 200 artistas pisaron la Capital Nacional del Folklore con un sueño, el de llegar al publico en un ambiente mas íntimo, mostrando su arte.
La última luna se vistió de fiesta para despedir hasta el próximo año el Cosquin de invierno, las nueve peñas que abrieron anoche, mostraron una importante cantidad de público, el cual bailo y disfruto de nuestra música popular, con ese dejo de nostalgia que generan las despedidas.
La Parrilla Río Cosquín abrió únicamente anoche, ubicada en un lugar privilegiado, con una imponente vista del Río Cosquín en el acceso norte, albergo a todos los visitantes que querían peñar sin temor al frío del invierno y disfrutaron de la música de Ceibo y Solo Alquimia, entre otros.
Siguiendo la recorrida por el Río Cosquín, el Hotel Costanera mostró un público feliz y predispuesto a corear todas las canciones.
En las peñas más céntricas del circuito, el público de La Negra vibraba entrada la madrugada con Nuevas Raíces y Yamal.



En la Herradura, la gente atentamente escuchaba la actuación del Trío MJC, ganadores del Precosquin, artistas reconocidos en todo el mundo que también se acercaron a peñar a Cosquín.
En el Club de Ajedrez la fiesta se vivía con dos coscoinos, Natalia Coleoni y el Pichi Acosta, quien con su violín hace bailar al menos experimentado.
Mama Rosa y La Casona completas en su capacidad, aun contaban con la presencia de los comensales que temprano se acercaron para cenar y entrada la madrugada seguían de fiesta. El locutor de Mama Rosa, Claudio Juárez hizo hincapié en la posibilidad de encontrar en el circuito peñero “todas las tonadas del país”.
La Real se posiciono como la peña del encuentro y el público se predispone a escuchar atentamente a cada cantor, la música Latinoamericana estuvo presente de la mano de Cristian y Alfredo, quienes con sus instrumentos nos movilizaron por unos instantes a otras tierras. La sorpresa de la noche fue cuando la coplera Mariana Carrizo acompañada por su caja, interpreto coplas robando la sonrisa de toda La Real.
La madrugada se avecinaba queriendo poner fin a la fiesta, pero en Reviens pese a todos los pronósticos de frío, el calor de las almas era lo que le daba vida. Todos los artistas que circularon en la noche se encontraron aquí. Abrazos, saludos, charlas informales, bailes y canto, fueron las postales que se repitieron durante toda la madrugada en Reviens. Por ese entonces el Pichi Acosta hacia la fiesta, luego le siguieron Mariana Carrizo y Yamal.
Ya casi por la mañana, algunos enfiestados, comenzaban a buscar el rumbo a sus hogares, después de haber vivido nueve noches de folklore, que solo puede brindar el Templo, Cosquín.
Destacamos y agradecemos a todas las personas que trabajaron en la organización y en las peñas, ya que sin ellos esto no hubiese sido posible. Reivindicamos la premisa de que en Cosquín el folklore sea fiesta todo el año, y decimos hasta luego, hasta dentro de unos meses, para despertar el embrujo con la Fiesta del Duende.

Redacción: Fernanda Rodríguez
Fotografía: Marina Sánchez Rial

La ultima noche...





















































































Fotografía: Luciana Arrascaeta, Marina Sánchez Rial

sábado, 17 de julio de 2010

Peñando, en imagenes.











































Fotografía: Marina Sánchez Rial